“Dame la mano…”, Google recuerda el 126 aniversario de Gabriela Mistral
Google reconoce este martes a la poeta, diplomática, educadora y feminista chilena Gabriela Mistral, en el aniversario 126 de su natalicio, la primera mujer de América Latina en ganar el Premio Nobel de Literatura.
Él garabatear de Mistral se puede ver en Latinoamérica y parte de Europa, según indica el buscador y contiene frases del poema Dame tu mano.
Dame tu mano y bailaremos;
Dame tu mano y me amarás.
como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más…
Cantaremos el mismo verso
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como un pincho, y nada más.
Tu nombre es Rosa y yo soy Esperanza;
pero olvidarás tu nombre
porque seremos un baile
en la colina y nada más…
Autodidacta, educadora y poeta
Gabriela Mistral nació el 7 de abril de 1889 con el nombre de Lucila Godoy Alcayaga en Vicuña, un pequeño pueblo del Valle de Elqui en Chile, hija de un maestro, Juan Jerónimo Godoy y una modista, Petronila Alcayaga.
Su madre fue abandonada por su marido cuando la poeta tenía tres años y desde los 11 recibió educación en casa “cuando la injusta acusación de haberle robado el material didáctico que le habían encargado la hizo salir apedreada por sus compañeros de clase de la escuela de niñas de Vicuña”, indica su biografía en el Centro Virtual Cervantes, sede del Instituto Cervantes.
De allí se retiró para ser educada por su hermanastra, “quien supo orientar su formación pedagógica y alimentar con su ejemplo la vocación docente de Gabriela”, indica su biografía en el sitio.
Parte importante de su formación también la recibió del periodista Bernardo Ossandon, quien le permitió acceder a su biblioteca donde conoció la poesía de Federico Mistral, que algunos estudiosos señalan fue el motivo del seudónimo que usaría la mayor parte de su carrera.
Antes de cumplir los 20 años, Gabriela comenzó a ser maestra de primaria y secundaria, aunque no tenía un título que la respaldara y comenzó a publicar artículos y versos en periódicos chilenos, en los que, entre varios temas, hablaba sobre la educación de la mujer. , señala el Instituto Cervantes.
Posteriormente ingresó a la Escuela Normal de Santiago de la cual egresó como maestra.
Según su biografía en el sitio del Premio Nobel, la vida y carrera de Gabriela estuvo marcada por el suicidio de su novio, incidente que la llevó a escribir poesía. Romelio Ureta Carvajal murió cuando tenía 20 años y el hecho marcaría su primera obra reconocida: Sonetos de la muerte.
Por esta obra, a los 25 años obtuvo la distinción de los Juegos Florales de Santiago, momento que marca el inicio de su carrera como poeta y en el que también comenzó a utilizar el seudónimo de Gabriela Mistral.
su primer libro, soledad (que contenía sonetos de muerte) fue publicado en Nueva York en 1922. El segundo, Sensibilidad, en 1924 en España. El tercero, talando, Apareció en Argentina en 1938. Lagar, Su último libro de poemas publicado en vida vio la luz en Chile en 1954, dice Gilda Waldman M, socióloga de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en un ensayo sobre la poeta.
Ese mismo año, 1954, se convirtió en la primera mujer de América Latina. para ganar el Premio Nobel de Literatura.
educación mexicana
Al mismo tiempo, Mistral trabajó incansablemente en la búsqueda de una educación de calidad para los niños de América Latina. Así como cónsul de su país en Lisboa, Madrid, Brasil, Nápoles y Los Ángeles, según Waldman.
En 1922, el entonces Ministro de Educación de México, José Vasconcelos, la invitó a trabajar en el país para colaborar en la reforma educativa y en la fundación y organización de bibliotecas populares en el país “basado en la extensa labor realizada a lo largo y ancho de su país natal, Chile”, señala el sociólogo.
También fue profesora invitada en varias universidades de Estados Unidos y América Latina.
Mistral sufría de diabetes y problemas cardíacos, pero murió de cáncer de páncreas el 10 de enero de 1957 en Nueva York, Estados Unidos. Cuando murió, su testamento estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur debería ir a los niños pobres de Montegrande, Chile.